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Con un pie en el futuro: Zuriñe

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La figura del becario es todavía una gran desconocida. Este futuro profesional, que invierte sus vacaciones en las empresas para observar y emular a los veteranos, tiene una misión fundamental: aprender. Y de gestionar las prácticas se ha encargado, un verano más, la Fundación Empresa Universidad de Navarra (FEUN) que ha tramitado más de 1.300 prácticas nacionales y en el extranjero para alumnos y graduados. Pero detrás de los grandes números siempre están las personas, como estos seis estudiantes de la Facultad de Comunicación que relatan sus anécdotas, historias divertidas y experiencias.

Gorka Zuriñe Jon Íñigo Alfonso Leire
Un robo… fuera del Museo

Zuriñe Lafón – Licenciada en Periodismo y doctoranda en Cultura Visual – Museo Thyssen-Bornemisza

Era un día de verano en Madrid cuando Zuriñe Lafón, una joven periodista ya licenciada, se apostó frente al Museo Thyssen-Bornemisza para ser entrevistada y conseguir un puesto como becaria. Antes de comenzar la tesis, quería lanzarse a su primera experiencia laboral en un gabinete de comunicación, y éste era un momento crucial.

“El día que me citaron para la entrevista, estaba esperando en la puerta del museo. Andaba un poco despistada, porque no sabía quién iba a venir a buscarme, y de repente noté el bolso vacío y me di la vuelta”, narra.

Se podría pensar que un simulacro de este tipo lo puede tener cualquier persona que se encuentre en una situación de tensión y, en consecuencia, avive la guardia. Pero éste no era el caso: efectivamente, a Zuriñe le estaban robando.

“Era una mujer pequeñita, con un folio en las manos, bajo el que intentaba ocultar mi cartera, mi teléfono móvil… Lo único que hice fue preguntarle: ‘¿Pero qué hace? ¡Devuélvame todas mis cosas!’. Ella me obedeció al instante y se fue”.

La situación, ya extraña de por sí para ella -la primera entrevista seria en un museo, siendo su pasión el arte-, se hizo más violenta debido a esta socorrida intentona de robo. “Fue un primer gran día, imagínate cómo llegué a la entrevista”, comenta.

Zuriñe, su bolso y... ¿Kandinsky? Foto: Marta González

El incidente pronto fue olvidado y bien recompensado para Zuriñe, porque consiguió unas prácticas en la sección de Nuevos Medios, en la que se le encargó acercarse al público por medio de plataformas como Twitter. “Me han tratado muy bien”, asegura. “Para ellos, era una persona joven que sabía mirar de manera distinta”.

El verano de la ya doctoranda, lejos de ser ajetreado, ha transcurrido con mucha tranquilidad y en un ambiente de aprendizaje. “Lo que me ha sorprendido es la credibilidad que te da una acreditación. Una tarjeta colgada del cuello hace que la gente te pare y te pregunte”, agrega.

En cualquier caso, la experiencia siempre es un punto a favor y Zuriñe nota la diferencia respecto a anteriores años en los que fue becaria de otras empresas. “En estas prácticas, he sido bastante prudente. Cuando fui una de las encargadas del diseño de El Correo, salió una sección entera sin cabeceras por mi culpa”, recuerda, entre risas. De los errores, dicen, siempre se aprende.

“En un periódico te dan mucha responsabilidad y no se valora tu trabajo”

Zuriñe lleva siendo becaria tres años, y sabe que las situaciones y los tratos pueden ser muy variados en función del tipo de empresa. De hecho, se muestra muy crítica con el ambiente que reina en algunos medios de comunicación. “Cuando estás en un periódico, se te dan muchas responsabilidades y no se valora tu trabajo. En cambio, en el museo, no se te dan tantas pero se tienen muy en cuenta”, compara.

Consciente de que el ritmo de un gabinete de comunicación en un museo es “distinto” al de una Redacción, considera que, al formar parte de la plantilla de un diario como becaria, “te cae muchísimo trabajo encima, ya que haces lo mismo que un empleado corriente”, explica. “Te toca hacer cosas como, por ejemplo, los suplementos de fiestas locales, que conllevan muchas responsabilidades y un montón de trabajo. Para lo malo siempre va a haber alguien que te recuerde tus fallos; pero para lo bueno, no te premian”.

Por contraste, en el museo, según Zuriñe, “te encargan pocas cosas, pero confían en que las vayas a hacer bien. Es un ambiente más tranquilo y en el que te prestan más atención”. De hecho, asegura que su jefe “se quejaba continuamente” de que no le pagasen nada por su periodo de prácticas.

Sin dudarlo, la doctoranda se decanta por el ambiente del gabinete de comunicación: “En  el periódico yo servía para producir, mientras que en el museo mi labor era aprender y opinar”, concluye.


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